domingo, 8 de febrero de 2009

La Orfandad de los Marchantes

El sábado pasado estuve en la multitudinaria marcha de ciudadanos por el NO que se realizó en Caracas. Mientras marchaba observé la reacción de la mayoría de los marchantes hacia los líderes de la oposición. Vi a Manuel Rosales y Pablo Pérez pasar veloces, casi trotando, con un mediano grupo de seguidores zulianos. Asimismo vi a Leopoldo López que iba acompañado de un pequeño grupo de seguidores. Lo mismo sucedió con Gerardo Blyde. A Henrique Capriles lo vi con un grupo más numeroso, similar al de los zulianos. El grupo de Carlos Ocariz y Ramón Muchacho era similar al de Capriles. Julio Borges caminaba solo con su esposa. Quizás fue el más sincero ya que decidió ahorrarse los recursos necesarios para alquilar seguidores. No obstante, más allá de las pequeñas diferencias entre el número de los seguidores de cada uno de esos dirigentes de oposición, existía una gran similitud: ninguno despertaba mayor entusiasmo entre los cientos de miles de personas que marcharon el sábado pasado.

¿A qué se debe que la oposición logre obtener la mitad de los votos en los procesos electorales y sin embargo sus líderes no despierten entusiasmo alguno entre sus votantes? ¿Por qué los partidos de oposición obtienen la mitad de los votos y sin embargo en las encuestas obtienen porcentajes bajísimos de respaldo e identificación por parte de sus electores? La respuesta no es sencilla, pero creo haber detectado una de las razones. Los destinatarios de los mensajes de los líderes de los partidos de oposición no son los votantes opositores, sino los seguidores de Chávez. ¿Complicado? Trataré de explicarme.

En la marcha, cuando pasamos cerca de un edificio invadido por seguidores de Chávez, los marchantes repetida y espontáneamente gritaban ¡Invasores! ¡Ladrones! ¿Por qué lo hacían? Porque se trata de personas que tienen un profundo respeto por la propiedad privada. La mayoría de los marchantes no esperan que el Estado les resuelva sus problemas económicos; simplemente aspiran que el Estado deje de ser un obstáculo para el normal desarrollo de sus vidas. Quieren que el Estado les proporcione seguridad y que les deje trabajar en paz. Son personas que en el pasado han podido valerse por sí mismos y aspiran volver a hacerlo cuando termine la pesadilla de la omnipresencia de Hugo Chávez.

¿Y cuál es el mensaje que los líderes de la oposición transmiten a los ciudadanos? “Democracia Social” “Justicia Social” “Socialdemocracia” “Estado Social”. En fin, cualquier melcocha acompañada de la expresión social. En otras palabras, más de lo mismo ya que la mal llamada IV República fue un experimento de socialismo democrático, mientras que el régimen chavista también es socialista, aunque totalitario y personalista. Por eso, la mayoría de los líderes de la oposición se definen como de centro-izquierda. Expresamente se lo he oído a Antonio Ledezma, Manuel Rosales, Gerardo Blyde, Leopoldo López y Henrique Capriles. ¿Julio Borges? Bueno, como premio de consolación se define como de centro, lo cual ingenuamente me abre la esperanza de que su centrismo sea una etapa de reflexión antes de pasar a ser un defensor de la libertad, como tardíamente pasó con algunos dirigentes del PP en España.

¿Cuál es la aspiración de todos esos líderes? Sencillo: conquistar el apoyo de los sectores más desfavorecidos que todo lo esperan del Estado; en otras palabras del Chavismo. ¿Por qué? Porque ser líderes de la clase media los acompleja ya que les han enseñado, en el viejo partido o en la iglesia, que el único liderazgo valioso es el de los más desposeídos.

Ahora bien ¿Qué motivos pueden tener esas personas para abandonar a Chávez y seguir a uno de sus líderes de la oposición? Sinceramente, no veo razón alguna. Si esas personas pretenden vivir del Estado ya consiguieron el líder que mejor las interpreta. Por mucho que se esfuerce un líder opositor jamás podrá ofrecerle a quienes militan en el Chavismo el populismo vergonzoso que les ofrece Hugo Chávez. En ese mercado, el Presidente es imbatible. Si desean conquistar apoyos entre esas personas, tienen que ofrecer algo diferente. Es decir, sacarlas del paradigma del populismo parasitario.

¿Y qué sucede con el núcleo de los votantes de oposición? Bueno, ningún dirigente opositor tiene un mensaje para ellos. En efecto, los partidos de oposición dan por descontado su respaldo electoral, o bien lo aceptan a regañadientes mientras esperan a obtener los votos de quienes integran la base electoral del Chavismo. Mientras tanto, los marchantes siguen huérfanos de un líder que les transmita un mensaje cónsono con sus valores.

¿Los dirigentes estudiantiles? Lamentablemente en el sector estudiantil se repite el fenómeno. Como socialdemócratas o de centro-izquierda se han definido Yon Goicochea, Stalin González, Ricardo Sánchez, Freddy Guevara, David Smolansky, así como Federico Black y Virginia Zamora, miembros juveniles del Comando Angostura que fueron víctimas de la agresión de la PM el pasado 23 de enero, entre muchos otros; mientras que la mayoría de los estudiantes no comparten esas inclinaciones; lo cual no es de extrañar ya que se trata de los hijos de los marchantes maduros.

En fin, los marchantes siguen huérfanos de líderes. El día que alguien les hable con convicción de libertad, propiedad, familia y seguridad habrá nacido un liderazgo que abrirá una nueva etapa en la política nacional. Mientras tanto, el mayor entusiasmo de los marchantes seguirá siendo para Roland Carreño, con quien todo el mundo quería tomarse una foto el pasado sábado. No obstante, no se engañen, Roland era militante de Acción Democrática, en otras palabras, se trata de otro miembro de la centro-izquierda venezolana, aunque definitivamente más agudo y divertido.

Javier Padrón Aguirre

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